Me comería una mandarina, pero ahora no puedo. Uno quiere lo que no puede y puede lo que no quiere y esto deja un sabor ácido, más, que la cascara naranja.
Quiero bailar cuando el cinturón de seguridad está abrochado.
Quiero dormir cuando la música del vecino está muy alta.
Quiero un perro, pero no podría abandonarlo los meses que viajo.
Quiero un sofá nuevo en la sala, pero la medida del viejo se ajusta perfecto.
Quiero tener tres maridos y dos novias, pero a quienes amo, aman distinto.
Quiero corn flakes con leche, pero ya no debería beber cosas de vacas.
Quiero ir a Colombia, pero siempre hay un destino desconocido.
Quiero cuatro hijos, pero creo que debería esmerarme por el primero.
Quiero tres casas, pero aún no sé dónde tener la tercera.
Quiero besarte, pero no lo sabes.
Quiero un tatuaje, pero que dure tres días.
Quiero hablar francés, pero debería mejorar mi inglés.
Quiero un Land Rover, pero quiero proteger el ambiente.
Quiero abrazar a mi hermano Juan Camilo, pero voy en un vuelo contrario.
Quiero unas botas rojas, pero ya no tengo más armario.
Quiero un baño exterior, pero aún no es verano.
Quiero un traje de novia, pero no volvería a casarme.
Quiero ver a mis amigas, pero prefiero conversaciones con extraños.
Quiero tener el pelo ondulado y no puedo ser más indígena.
Quiero hacerte un regalo, pero podrías mal interpretarlo.
Quiero mi familia reunida, pero amo tener la excusa de ir a visitarlos.
Quiero mi pasaporte español, pero nunca dejar de ser colombiano.
Quiero orinar, pero mi vecino de avión se ha "empeliculado"
Quiero, te quiero y te abrazo sin brazos pero sí con mi querer abstracto.
Podría tener una familia convencional, pero distinto me han creado.
Podría vivir en Singapur, pero en las montañas me he afincado.
Podría comprar un Cartier, pero prefiero los segunda mano.
Podría dejarte, pero en mi presente te has quedado.
Podría ser presidente, pero egoísta soy con el horario.
Podrías ser tú quien haga un milagro, pero yo he elegido flotar en lo prosaico.