Luis, hombre de amor escultural. Montull, obrero del arte

¿Y cuándo hacemos la entrevista? preguntó Montull después de cuatro horas en su casa/estudio en Fataga. El arte de enamorar está en no preguntar, está en el hecho de crear una atmósfera cómoda para que el sujeto empiece a quitarse prendas sin que se lo hayan pedido. El objetivo no es enamorar al artista, es que cada interacción sea un acto de amor, porque el arte en sí misma es amor y desamor.

Luis Alemán Montull,  es un vecino de mi pueblo, desde su altillo se ve perfectamente la terraza de mi casa, pero como no me gusta generar conversaciones con los que tengo más cerca, por eso de conservar la intimidad, me había perdido hace más de tres años, entrar al espacio creativo de un hombre que no necesita sus gafas de gran aumento para percibir “gente real” como él categoriza a los humanos con los que quiere intimar.

 

Las calles de Fataga son escasas y mis amigas Pilar & Vesna querían recorrerlo. La puerta de Luis estaba abierta, como todos los miércoles que suele visitarla para dibujar, limpiar y regar las plantas. La respuesta al decidir si entrar o no, fue: “puede ser más real entrar a una casa, que a una cuenta de Instagram”.

“Las obras saben quién soy yo porque estoy dentro de ellas, la obra sabe de la fuerza que yo he puesto para hacerlas, la obra se siente amada”

Luis Alemán Montull.


La búsqueda de lo real 

 

El concepto de la palabra “real” es tan amplio como el océano que nos rodea, visiones filosóficas, espirituales, religiosas, psicológicas pero para no entrar a nadar muy profundo y quedarnos en la contemplación del atardecer en la playa, lo “real” hoy, será todo lo que hagas, vivas y sientas fuera de las plataformas tecnológicas, literalmente lo que puedas oler.

 

Nosotras nos encontramos con Luis y el olor de confort fue tan real, que acordamos vernos la semana siguiente para entrevistarle. 

 

La casa inicia con un espacio exterior como la exterioridad implícita en la escultura, allí están sus primeras obras, cuerpos entrelazados que cuentan romances, besos prolongados y actos de amor congelados; nosotras,  tres mujeres en la puerta de lo inimaginado.

 

Para ser artista se tiene que ser realista, un artesano, “obrero del arte” como se define a sí mismo Luis Alemán Montull, autor de más de 500 esculturas, hechas por continuo perfeccionamiento desde su infancia en Gran Canaria, su trayectoria en Barcelona y París, obras apreciadas por coleccionistas alrededor del mundo, académicos y amantes de experiencias estéticas que lo han catalogado en tesis doctorales como uno de los artistas más prolíficos de Canarias.

 

El Homenaje a la mujer artesana está a pocos metros de su casa de Fataga en donde conserva 30 esculturas y varias pinturas de temática expresionista, el hombre hecho arte en un pueblo blanco, el escultor hecho recuerdo en obras pesadas, densas pero digeribles como el agua. 

 

Antes de crear habrá que amar, los cuerpos, las mentes pero también la pica, la pala, las lijas; amar es un acto de dedicación, de trabajo, de entrega desbocada sin reloj en mano, en la escultura el boceto dibujado apenas es la fantasía, en el mundo de la realidad, los cambios son lentos, nada es absoluto, el empeño distrae el hambre del estómago, mientras en pausa acelerada partes un trozo de queso con aceituna sin haberte lavado las manos.


¿Bailamos?

 

No podía haber un mejor pretexto para tocar sus manos que preguntarle si le gustaba bailar. Quien sabe pintar, sabe llevar el compás;  el ritmo corporal estimula la creatividad, Luis sabe amar y sabe bailar, y como fluye con libertad, aceptó danzar sin más. 

 

Toqué sus manos, esculturales, fuertes y decididas. Las manos y pies en la obra de Montull son hipérboles visuales, el poderío que atribuye a ellos simboliza el poder creador, el principio manifestado, la acción, la labor, la donación, el trabajo.

 

Los pies y las manos son la herramienta de la que se vale el cerebro para poder tomar contacto con las cosas y crear, de los que se vale el sentimiento para expresarse;  uno puede mentir con las palabras pero las manos no mienten y la creación del artista solo genera una correspondencia significativa entre amor, tacto y dedicación. 

 

Nos dejamos guiar por su conversación y sus pasos. 

 

“La libertad soy yo” Montull

 

En la obra de todo artista, sea figurativo o abstracto, se perciben detalles que evidencian su ideología, carácter, personalidad, ya sea por el concepto, por el tema, o por la forma de trabajar el material. 

 

La Coral, una obra en madera dedicada a las “cosas malas” con un ángel hecho demonio, un ángel caído que en el cristianismo simboliza al ángel expulsado del cielo por rebelarse;  el oficio en sí mismo en la vida de Montull fue una revolución, “Hay que amar mucho el arte para dedicarse a lo que uno quiere ser, a mí el arte me costó 12 años sin poder venir a Gran Canaria, mi padre estaba molesto, quería que fuera arquitecto, pero yo quise ser escultor”.

 

 

La obra fue adaptaba a la técnica Pop art por Vesna, como un tributo al encuentro, al artista y admiración a la obra original que puede ser vista en el segundo piso de la casa estudio en Fataga (no le haría justicia una simple fotografía a una obra tridimensional).


Parla Italiano? Si.


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